“Es un tumor que raramente desarrolla un comportamiento maligno por lo que la castración debe conferir un pronóstico favorable, si bien es recomendable mantener un seguimiento”.
Esta frase la dicto en todos los comentarios cuando diagnóstico alguno de los varios sertolinomas o seminomas que veo cada semana, a pesar de que tras 25 años de diagnóstico podría contar con los dedos de las manos los que he visto metastatizar. Y no lo digo porque personalmente crea que así es, muy al contrario, sino porque según la bibliografía metastatizan entre un 4 y 14% de los casos. Pero como la patología es una disciplina que no encaja en la medicina basada en la evidencia, me reservo muy mucho de expresar mi opinión. Y hasta ahora, nunca había sabido si esta visión era fruto de una percepción sin fundamento o tenía algún atisbo de realidad, pero tras leer las reflexiones de Meuten et al. (Vet Pathol, 2018) lo veo claro.
Si confrontamos dos sistemas de gradación distintos para una misma neoplasia, al menos uno de los dos no funcionará. Y los motivos pueden ser varios:
- desacuerdo entre patólogos cuando valoran un mismo criterio
- poca especificidad de los detalles empleados en los artículos originales
- falta de parámetros estandarizados
- empleo de demasiadas valoraciones subjetivas
- factores que provocan variaciones en los datos (pe. estudios retrospectivos que abarcan periodos tan amplios como para tener diferencias en los métodos de diagnóstico, fase de la enfermedad cuando se incluye en el estudio, terapias, etc) los que provocará diferencias en la TSG y ILE.
- indefinición del concepto evolución (subjetividad de los propietarios) o supervivencia (ausencia de autopsias que desvinculen los procesos)
Estas variaciones suceden tanto en medicina humana como en veterinaria, pero en la medicina de pequeños
animales se ven acrecentadas por la limitación de los datos clínicos, variabilidad de los tratamientos, así como factores emocionales y económicos que influyen en la eutanasia.
Un sistema de gradación no sirve para nada sino predice el comportamiento de una neoplasia y actualmente, no está nada claro, de entre los diferentes sistemas de gradación en veterinaria cuál ofrece información útil sobre el pronóstico de un tumor cuando éste sistema se aplica a poblaciones distintas de animales, propietarios, tratamientos y patólogos. Basta tener presente que en oncología humana, de 53 estudios preclínicos de referencia, estudios posteriores sólo confirmaron los resultados en un 11% de los casos(1) Si queremos que nuestros resultados sean comparables entre diferentes estudios, los parámetros que empleen oncólogos, biólogos y patólogos deben estar suficientemente estandarizados y detallados como para que siempre puedan replicarse. Quizás los resultados no se replicarán, pero los métodos siempre deben hacerlo.
Un sistema de gradación no sirve para nada sino predice el comportamiento de una neoplasia
Otro aspecto importante es validar el sistema de gradación. Muchos sistemas de gradación y métodos de pronóstico se han propuesto a partir de muestras pequeñas de animales a menudo valoradas sólo por un investigador y que, posteriormente, se han demostrado inútiles. En medicina veterinaria disponemos de trabajos que proponen sistemas de gradación, clasificación y formas de pronosticar la evolución de neoplasias pero no hay suficientes estudios dirigidos a confirmar o rechazar la validez de estos sistemas. Esto es lo que se han propuesto realizar Schott et al. (2) en el caso de osteosarcomas caninos. El trabajo de Schott et al. es muy interesante porque pone sobre la mesa de forma explícita la cuestión sobre si estamos aplicando de forma correcta las herramientas para prever el comportamiento del cáncer en animales. Los autores aplican dos de los sistemas de gradación publicados hasta ahora para osteosarcomas, y ninguno es capaz de predecir el tiempo medio de supervivencia ni el intervalo libre de enfermedad. Y aunque el sistema anticipase el comportamiento del tumor de forma acertada en un 90% de los casos, lo cual sería excelente, qué sucede con el resto de casos en que no lo hace ? Los mastocitomas son uno de los tumores que más a menudo diagnosticamos y, a pesar de haberse publicado hasta la saciedad sobre su clasificación, en el comentario de todos los informes nos vemos obligados a advertir que el pronóstico está basado en valores estadísticos para no pillarnos los dedos cuando preveamos su evolución.
no hay suficientes estudios dirigidos a confirmar o rechazar la validez de estos sistemas
La gradación de los neoplasias se basa fundamental en (1) el pleomorfismo (diferenciación), (2) la necrosis i (3) el índice mitótico. Cuando valoro una neoplasia que recibo para una segunda opinión, no es extraño que no coincida con el nivel de pleomorfismo que se le adjudica en el informe original, pero es que si muestro el mismo tumor a uno de mis compañeros patólogos que diagnostican a mi lado lo más probable es que tampoco coincida con mi opinión. En medicina veterinaria nunca, ni nosotros ni nadie, valora la necrosis a nivel
histológico de forma conjunta a la necrosis que presenta el tumor a nivel macroscópico, tal como se realiza en patología humana. Si a ello le añadimos el hecho de que a los técnicos de laboratorio en veterinaria se los adiestra en evitar la toma de material necrótico en el tallado de las biopsias, qué narices estamos valorando cuando determinamos el grado de un tumor basado en la necrosis ? Y a pesar de que (por experiencia telefónica) una de las máximas preocupaciones de los clínicos y oncólogos veterinarios es que les facilite el índice mitótico de una neoplasia, tras casi 30 años diagnosticando todavía nadie me ha dicho en que parte de la neoplasia tengo que valorar el índice mitótico aún a sabiendas de que va a ser muy distinto dependiendo de la zona que examine del tumor.
Tampoco sabemos si los sistemas de gradación son imprecisos porque se evalúan de forma conjunta con parámetros muy variables (diferencias en los tratamientos clínicos, decisiones personales de los propietarios basadas en aspectos económicos o emocionales sobre la eutanasia, etc). Cuando las estadísticas de un estudio de gradación valoran la tasa de supervivencia global de un tumor no tienen en cuenta si el animal era cliente de un consultorio en una pequeña tienda de mascotas o de un centro veterinario de referencia, ni tampoco
contemplan si el animal era la mascota de un pensionista o de una familia con una renta de 200.000 €. O quizás es la histopatología misma la que es demasiado imprecisa. No tenemos la capacidad de la patología humana para recopilar información sobre la historia clínica y la evolución de los casos. A menudo, la información clínica que recibimos cuando se nos remite la biopsia es una cruz sobre la silueta del animal.
Podemos hacer el ejercicio, aunque no lo recomiendo, de reexaminar un artículo que haya propuesto un sistema de gradación y comprobar si cuando nos informa sobre el tanto por ciento de recidivas o de la mortalidad asociada al tumor estos valores se contrastaron con la realización de segundas biopsias y de autopsias completas en el 100% de los animales que formaron parte de la muestra. Sino es así, en lugar de hablar de recidivas, metástasis e intervalos libre de enfermedad podríamos empezar a hablar de posibles recidivas, posibles metástasis y intervalos libres de enfermedad aproximados. Cuantos artículos habéis visto en veterinaria que modifiquen o corrijan sistemas de gradación en base a las observaciones recogidas tras años años aplicación de un sistema ? Los seguimientos a largo plazo en medicina humana han supuesto modificaciones en el diagnóstico y pronóstico de diferentes neoplasias.
No quiero ser tan incrédulo como Santo Tomás, de manera que sólo me queda que pensar que ha sido cuestión buena suerte que raramente vea desarrollar metástasis a los sarcomas de tejidos blandos de grado alto que alcanzan el 44% de capacidad metastática, o que ha sido cuestión de mala suerte que metastaticen aquellos los mastocitomas de bajo grado que sólo provocan mortalidad en un 4% de los casos.
- Begley, CG, Ellis, LM. Raise standards for preclinical cancer research. Nature. 2012;483(7391):531–533
- Don Meuten, John S. Munday, Marlene Hauck Time to Standardize? Time to Validate? Vet Pathol. 2018; 55(2): 195-199