Todos entendemos la amiloidosis como una enfermedad degenerativa y poco frecuente. Existe sin embargo la posibilidad de tener otra visión de este trastorno. Es probable que la amiloidosis no sólo sea más frecuente sino que además pueda transmitirse entre individuos de una misma especie y de especies distintas. Los autores de este trabajo revisan esta posibilidad en casos de amiloidosis bovina, aviar, murina y felina (guepardo).
El término amilodosis hace referencia a un conjunto de trastornos relacionados con un empaquetamiento defectuoso de las proteínas. Existen al menos 28 proteínas amilodogénicas en personas y animales, algunas asociadas a procesos como el Alzheimer, las enfermedades priónicas, la diabetes tipo II, la polineuropatía familiar amiloide, etc
La amiloidosis se divide en dos grandes grupos, las sistémica y la localizada. A su vez, la forma sistémica pueden tener su origen en proteínas precursoras séricas (amiloidosis AL) como cadenas ligeras de inmunoglobulinas, trastiretrina y ß2-microglobulina, o bien generarse a partir de una inflamación crónica (amiloidosis AA). A pesar de tratarse pues aparentemente de un trastorno degenerativo, la amiloidosis puede transmitirse.
La amiloidosis bovina es una enfermedad mortal caracterizada por nefrosis, diarrea y edema. Cuando se inyecta a ratones y conejos fibrillas de amiloide bovino AA, éstos desarrollan amiloidosis si se les genera un estímulo inflamatorio o sufren previamente una inflamación crónica. La amiloidosis aviar ocurre en aves salvajes con infecciones por micobacterias, Staphylococcus y Enterococcus, o en aves criadas para consumo humano debido a vacunaciones repetidas o stress. En aves se conoce la transmisión horizontal y la transmisión entre especies (ratón) cuando existe una situación proinflamatoria. Los ratones desarrollan dos tipos de amiloidosis murina de forma espontánea, una asociada a inflamación crónica (AA) y otra de carácter senil (AApoAII). La inducción repetida de un estímulo proinflamatorio genera amiloidosis si se acompaña de estractos de amiloide indicando que la amiloidosis en ratones AA puede transmitirse de forma análoga a una enfermedad priónica. En guepardos en cautividad, la amiloidosis es un problema muy grave en ciertas instalaciones. Estos animales desarrollan un alta incidencia de amiloidosis AA asociada a gastrontenteritis linfoplasmacítica, y la enfermedad se transmite a otros individuos a través de la presencia de fibrillas de amiloide presentes en las heces.
Por tanto, la transmisión de la amiloidosis no es un fenómeno sólo experimental, sino que puede tener lugar de forma espontánea si se mantiene el requisito de una situación inflamatoria crónica y una predisposición genética para un determianda estructura de SAA. Es decir, en la mayoría de especies el amiloide exógeno actúa de núcleo (amyloid enhacing factor, AEF) en el que se precipita amiloide autólogo si el animal padece una inflamación.
Y ahora viene la pregunta del millón. Hasta que punto puede representar un riesgo para la salud pública esta nueva visión de la biología de la amiloidosis ? Entre las especies empleadas para consumo humano la amiloidosis es relevante en vacuno y aves. La incidencia de amiloidosis en vacas puede alcanzar hasta un 5% de los animales que llegan al matadero, los depósitos afectan partes comestibles (hígado, digestivo y músculo esquelético) y son individuos que no necesariamente habrán mostrado sintomatología. Por su corta edad, la amiloidosis no es habitual en broilers pero si en gallinas y en el foie gras. Es decir, aparentemente existe un riesgo, si bien cabe confiar todavía en el efecto barrera de la trasnmisión entre especies y el reducido nivel de fibrillas de amiloide que suelen detectarse especialmente en la musculatura. Transmission of systemic AA amyloidosis in animals. Vet Pathol 51; 363-371 (2014)