En el diagnóstico de biopsias derivadas del tracto digestivo, una de las preguntas más comunes que se nos formula por parte del veterinario clínico es si las lesiones corresponden o no a un cuadro de Enfermedad Inflamatoria Intestinal (Inflammatory Bowel Disease, IBD). Sin embargo, IBD no es un diagnóstico histopatológico.
IBD es una forma de enteropatía que se establece en casos de trastorno gastrointestinal que no responden a la dieta ni a tratamientos antibióticos pero sí a inmunosupresión y está definida por, además de criterios fisiopatológicos y de imagen, una serie de criterios clínicopatológicos:
1. Cuadro gastrointestinal crónico (> 3 semanas) (anorexia, vómitos, pérdida de peso, diarrea, hematoquezia, heces mucosas)
2. Exclusión de otras causas
3. Ausencia de respuesta a dieta, antibióticos y altihelmínticos
4. Inflamación linfoplasmacítica
5. Respuesta a antiinflamatorios o inmunosupresión.
La patogenia de IBD no está del todo aclarada, pero es probable que sea la combinación de una pérdida de tolerancia frente antígenos dietéticos y comensales y una respuesta inmunológica exacerbada.
IBD no es un diagnóstico anatomopatológico
En cualquier caso, la biopsia no diagnóstica IBD. A los sumo, el estudio de la biopsia revelará inflamación linfoplasmacítica, uno de los criterios que junto a las otras 4 características permitirá al clínico diagnosticar IBD. Es fundamental tener presente este aspecto cuando se recibe el informe histopatológico. De hecho, la Enteritis Linfoplasmacítica que puede revelar la biopsia no sólo se asocia a IBD sino que también puede observarse en casos de endoparasitosis, hipersensibilidad a la dieta, endocrinopatía, etc.
Puesto que el diagnóstico de IBD es clínico y por exclusión, si lotras causas de enteritis crónica no se han descartado previamente a través de un correcto diagnóstico diferencial clínico, la biopsia no distinguirá otras formas de enteritis para las cuales la inflamación linfoplasmacítica también es típica (parásitos, intolerancia,…) y en esos casos es poco probable que el cuadro vaya a responder al tratamiento de IBD.
Como ejemplo de esta situación, esta es la consideración que hace la Anatomía patológica más ortodoxa sobre IBD:
“IBD es un síndrome clínico para el cual es difícil desarrollar un homólogo histológico válido y objetivo. Debe ser un diagnóstico de última instancia hecho por el veterinario clínico después de que otras alternativas como la intolerancia a los alimentos, los trastornos de la motilidad y las enfermedades infecciosas se hayan descartado. Sin embargo, la minuciosidad de la clínica y otros aspectos laboratoriales previos a la utilización de la biopsia endoscópica se ven influídas por la cantidad de tiempo y dinero disponible para evaluar lo que a menudo son entidades funcionales esquivas. Las biopsias endoscópicas se hacen a menudo temprano, después de que un tratamiento médico sintomático no ha logrado controlar los signos clínicos. No es apropiado para un patólogo emitir un diagnóstico de “Enfermedad Inflamatoria Intestinal;” es más apropiado simplemente enumerar los hallazgos histológicos e indicar que los cambios podrían ser compatibles con un diagnóstico clínico de este síndrome” (Jubb, Kennedy & Palmer’s Pathology of Domestic Animals. Ed. Grant Maxie)