Imaginad dos casos, reales o no:
(a) recibimos una biopsia de una ganglio axilar hipertrofiado de un animal que le habíamos practicado meses antes otra biopsia. En el examen vemos focos de metástasis de un adenocarcinoma mamario. Repasando el caso anterior, comprobamos que el diagnóstico previo en el tumor de mama fue de adenocarcinoma de bajo grado no infiltrativo extirpado sin afectación de márgenes. A pesar del nombre, éstas son neoplasias en general de pronóstico favorable al menos a corto plazo si se han extirpado en su totalidad, por lo que sorprendía la imagen de metástasis ahora a nivel ganglionar. Repasando este caso anterior, observamos un discreto foco de linfangiosis carcinomatosa (émbolo de carcinoma) en un pequeño linfático de un extremo de la biopsia que no vimos en el primer estudio. Ante el error, llamamos al veterinario, le comentamos que el foco de linfangiosis nos pasó por alto en el primer informe y le ofrecemos la posibilidad de emitir un informe con la corrección y explicación del error, pero el veterinario nos comunica que mejor no, porque esto no alterará el tratamiento ni el pronóstico y además supondrá un malestar para el propietario.
(b) recibimos una muestra de biopsia intestinal sin historia clínica. El diagnóstico es de muy leve infiltración linfoplasmacítica, prácticamente sin cambios significativos. Cuando el veterinario recibe el resultado nos llama y nos pide una revisión porque el resultado no coincide con la alteración que sufre el animal, un engrosamiento severo y difuso de la pared intestinal. Revisamos la biopsia y confirmamos el diagnóstico: ausencia de cualquier modificación en la estructura del intestino. El veterinario vuelve a llamar y nos solicita la preparación histológica para remitirla a otro laboratorio para pedir y segunda opinión. Al cabo de un tiempo, el veterinario contacta por tercera vez y nos comunica su profunda decepción por el servicio prestado. Hacia el final de la conversación, el veterinario nos deja entrever que el propietario del animal es un ciudadano extranjero, muy exigente, que no va encajar bien este diagnóstico.
Son dos casos distintos pero tienen dos aspectos en común; en ambos se han producido errores y en ambos será imposible que el patólogo pueda explicar el error o comentar el caso con el propietario.
En medicina humana, no sólo se considera fundamental evitar errores en la práctica médica, sino que también se otorga mucha importancia a la transparencia en la discusión de estos errores con otros médicos y con el paciente. Es obvio pensar que cualquier persona, incluyendo los propietarios de una mascota, si se ha producido un error médico querrá estar informada de ello, porqué ha ocurrido, si se va a evitar en el futuro y una disculpa. Revelar un error conlleva el riesgo de un litigio pero, a la vez, también es una demostración de la honestidad e integridad que, por fuerza, tienen que influir en la confianza del otro. Sin embargo, todo esto que puede ser muy válido para las relaciones entre el propietario de la mascota y el veterinario, es distinto en el caso de los patólogos.
Por ejemplo, en el primer caso, como patólogos, tras el error podríamos haber emitido un informe corregido, explicando al propietario porqué no se vió en la primera biopsia un discreto foco de linfangiosis carcinomatosa. En el segundo caso, podríamos haber comentado con el propietario que el diagnóstico no se correspondía con el trastorno que sufría el animal por un muestreo equivocado del tejido y que era inprescindible la toma de una segunda biopsia quirúrgica de todo el espesor de la pared intestinal. Pero la realidad es que en ninguno de los dos casos sabemos, como patólogos, si se transmitió y cómo se transmitió el error al propietario. Es verdad que el patólogo no tiene ningún derecho a contactar con el propietario. Pero, es entonces el veterinario el que tiene la autoridad única para determinar si se informa y cómo se informa al propietario del error del patólogo, o de cualquier otro error producido desde la toma la de la biopsia hasta el diagnóstico?
Mucho depende en realidad del tipo de error y de cuando se comete el error. No es lo mismo etiquetar incorrectamente una preparación, que pasa por ser sólo un pequeño error a solventar en el propio servicio, que identificar incorrectamente las lesiones de un ganglio. Pero incluso éstas pueden no tener la misma relevancia. Confundir un linfoma con una hiperplasia reactiva es un error muy grave, pero confundir un grado histológico bajo con uno medio no. Y no es lo mismo comunicar el error al día siguiente que cuando ya ha transcurrido algún tiempo y el estado clínico del paciente ha evoluicionado. Comunicar o no comunicar, en que situación o en que otra, ya va a depender de la moral de cada uno.
El problema (nuestro problema) es que los patólogos no tenemos relación con los propietarios. Asumimos que nunca estaremos presentes cuando el error, bien sea de muestreo o bien sea de diagnóstico, se comunica al propietario. Por tanto, nunca sabremos si el error se explica correctamente o, incluso, si se llega a explicar. Muy raramente tenemos información del resultado tras la comunicación de un error al propietario. Es verdad que los patólogos tenemos que respetar y ser respetuosos con la relación veterinario-propietario, pero alguién se sentiría a gusto si sabe que sus errores serán siempre revelados por terceros ?
Disclosure of Errors in Pathology and Laboratory Medicine
Am J Clin Pathol 2011;135:666-667
Communicating Pathology and Laboratory Errors
Anatomic Pathologists’ and Laboratory Medical Directors’ Attitudes and Experiences
Am J Clin Pathol 2011;135:760-765
#1 por Ricardo Fernández el febrero 26, 2013 - 3:20 pm
Como veterinario de producción animal no creo que se pueda cargar sobre el servicio de patología la responsabilidad de mi relación con los clientes. Mis clientes no conocen, juzgan o valoran el trabajo de los patólogos a los que remito muestras.
Es mi responsabilidad interpretar los datos clínicos, productivos y laboratoriales. Soy yo quien va a cargar con las consecuencias de mis aciertos o erores como profesional.
Partiendo entonces de que la relación es siempre entre el patólogo y yo, doy un alto valor a que ambas partes tengamos una comunicación clara y honesta, nos escuchemos mutuamente y aceptemos las limitaciones de cada parte.
#2 por Histovet el febrero 26, 2013 - 5:02 pm
Hola Ricardo
Tu comentario podría redirigirse a alguno de los autores de los artículos que adjuntamos para ilustrar el comentario, porque les resolvería algunas dudas. Ahora, no se si, con los tiempos que corren, esta actitud es fácil de mantener.
un saludo
Histovet
#3 por oncologiavet el febrero 27, 2013 - 4:35 pm
Todos cometemos errores, y la único que podemos hacer es reconocerlos, tratar de repararlos y no volver a cometerlos (en ese orden concreto). Este el pensamiento, en mi opinión, con el que debemos afrontarlos.
También es cierto que todos los que nos dedicamos a un campo tan “sensible” como la oncología debemos prestar especial atención en ellos, ya que el error puede ser fatal…
Me dedico a la Oncología Veterinaria desde hace varios años y he sufrido casos similares a ambos ejemplos expuestos. Errores propios, reconocidos por mi persona y ante el propietario-cliente (al que como mínimo creo que debemos devolver la confianza depositada en nuestra profesionalidad e informarlo de todo), y errores laboratoriales. Ante estos últimos SIEMPRE he tenido una respuesta muy positiva por parte del laboratorio-patólogo, que es lo más suelo valorar en estos casos.
Veterinario clínico -Patólogo debe ser un equipo en constante comunicación, ya que el enlace va a beneficiar SIN DUDA al trabajo de ambos. Personalmente he utilizado el servicio de Histovet en múltiples ocasiones y estoy muy agradecido en su trato y profesionalidad.
Un saludo
http://www.OncologiaVeterinaria.es
#4 por Histovet el febrero 27, 2013 - 4:45 pm
Muchas gracias por el comentario.
un saludo
Histovet
#5 por Raul el marzo 4, 2013 - 4:26 pm
Errar es humano, es cierto, y es comprensible que sientan incertidumbre al pensar en como son revelados su errores. Pero también deben pensar en cómo afecta su error al clínico, que al fin y al cabo es el que da la cara ante el cliente. Habrá clientes comprensivos que entiendan cualquier error que se produzca, pero también habrá clientes que culpen al propio veterinario, sea o no su culpa (al fin y al cabo es él el que ha decidido el laboratorio con el que trabaja).
También es cierto que en ocasiones la muestra remitida no es adecuada para emitir un diagnostico satisfactorio, pero en ese caso ustedes no emiten un diagnostico concreto (ni se les exige) y contemplan varias opciones en el diferencial recomendando una nueva toma de muestras o un estudio diferente. Por eso creo que los dos casos descritos no son comparables.
Un saludo
#6 por Histovet el marzo 4, 2013 - 4:54 pm
Hola Raul
Gracias por tu comentario. Tienes razón en que los dos casos no son comparables. Los responsables de cada error son distintos. Pero la finalidad de la entrada no era buscar quién era el responsable en cada una de las dos situaciones. Lo que queríamos poner de manifiesto es la dificultad que tenemos, como patólogos, para podernos comunicar e intentar, si es posible, poner solución al error. Aunque, como podrás ver en los artículos que adjuntamos, todos los patólogos ya asumimos esta situación. Lo único que hacemos es manifestarla.
un saludo
Histovet
#7 por anaolivar el marzo 23, 2013 - 8:25 pm
Me parece muy interesante el tema expuesto y el planteamiento.
En ambos casos a mi entender hay dos puntos claves que merecen nuestra atención.
Primer punto, los veterinarios que tomamos la decisión diagnóstica y terapéutica (los que hacemos las citologias/biopsias en estos casos) como profesionales de la salud tenemos derecho a ocultar información a los propietarios relativa a nuestros pacientes ? está claro que a veces nos justificamos diciendo “es por su bien” o “para evitar problemas” o “no cambiará el curso de los acontecimientos” o simplemente, seamos sinceros, “lo que me faltaba, ahora perderé a este cliente-paciente”. Todo ello nos confiere ese derecho de ocultación?Éticamente me parece muy cuestionable. Parte de nuestro trabajo se basa en analizar errores, explicarlos al dueño, recibir alguna bronca (merecidas a veces, inmerecidas otras tantas) por todo ello personalmente pienso que hay que echarle valor y esperar atención y comprensión. Si perdemos la confianza del propietario, el vínculo era frágil o se ha roto; por errores propios o ajenos pero nuestro paciente es la prioridad y se lo debemos.
Segundo punto: la “indefensión” del patólogo…de nuevo una cuestión de confianza mutua y respeto, si el veterinario confía en su patólogo/s debe ser un comunicador fiel de los informes y saber asumir sus errores.Si la muestra fue insuficiente (o se ha extraviado o deteriorado en el transporte, o accidentalmente fue mal fijada-a quién no le ha pasado- ) pues se explica al propietario con mea culpa si hace falta y se le intenta convencer de tomar otra. Fácil de decir pero difícil de hacer no? Quién dijo que era fácil?
Creo que los propietarios deben recibir siempre una copia del informe, eso reasegura la confianza y de alguna forma le da al patólogo/s una voz para expresarse en sus comentarios que el propietario puede leer, interpretar y cuestionar. Es como un hilo de comunicación que evita las malicias de terceros. Entregamos los informes en mano, los explicamos y les demostramos que estamos todos en el mismo barco y aceptamos lo que venga.
Gracias por vuestro valioso e imperfecto trabajo
#8 por Histovet el marzo 26, 2013 - 3:33 pm
Hola Ana
gracias por el comentario.
#9 por Mireia el abril 20, 2013 - 3:18 pm
Hola! es la primera vez que entro en vuestro blog y no será la última. Me ha parecido todo su contenido extremadamente interesante como veterinaria clínica que soy. Pienso que existe, en general, un gran problema de confianza entre patólogos y clínicos, y creo que una buena manera de resolverlo sería que ambas partes hicieran un esfuerzo para optimizar la comunicación e intercambiar información entre ellas.
Creo que vuestro blog contribuye enormemente a ello.
Muchas gracias por vuestro gran trabajo.
#10 por Histovet el abril 22, 2013 - 7:03 am
Hola Mireia
muchas gracias por el comentario
Histovet