No hay diagnóstico sin historia

La patología es una disciplina interpretativa. A diferencia de otros métodos de diagnóstico (serología, bioquímica, cultivos, PCR,…), cuando un patólogo establece un diagnóstico a partir del examen de una biopsia o una citología lo que está haciendo es emitir una opinión sobre el diagnóstico más plausible de una lista de posibles diferenciales en función de sus hallazgos microscópicos. Esto es así porque nunca se repite una misma “imagen lesional” y porque diferentes lesiones pueden tener en común una misma imágen a nivel citológico e histopatológico. Afortunadamente para nuestra labor, algunas imágenes son suficientemente significativas como para emitir un diagnóstico firme. A modo de ejemplo, si imaginamos que las citologías y las biopsias representan postales de una ciudad, el diagnóstico anatomopatológico vendría a ser parecido al reto que supondría adivinar el nombre de esta ciudad a partir de diferentes imágenes: si la postal nos muestra la torre Eiffel lo tendremos fácil, pero si la imagen corresponde a un barrio periférico de Paris no podremos emitir una sospecha firme más allá de un ciudad posiblemente europea.

Paris

Paris

De que depende entonces que el diagnóstico se realice de forma acertada ? Pues depende de:

1. de la representatividad de la imagen que estamos viendo,

2. de la experiencia personal del patólogo,

3. y de la historia clínica que acompaña la muestra.

Evidentemente, cuanta más información tengamos sobre la foto de la derecha, más fácil será que no erremos en el diagnóstico de la ciudad (el patólogo no siempre tendrá una imagen de la torre Eiffel, ni habrá viajado probablemente a Paris). Es por ello que es fundamental que todas las muestras de biopsia y citología se acompañen de una historia clínica lo más específica posible.

En un caso que recibimos recientemente se produjo una situación ejemplarizante a este respecto. Se realizó un estudio de unas citologías en  supuestamente procedentes de un aspirado de hígado de una animal que presentaba sintomatología clínica asociada a una alteración de valores hepáticos. En el examen de las muestras, se identificó la presencia de sangre, formas inflamatorias de componente mixto con predominio de granulocitos y células plasmáticas, y una presencia variable de células marcadamente vacuolizadas, algunas de ellas agregadas (Figs 1,2,3,4).

Ante estos hallazgos, nuestro diagnóstico fué de Hepatitis portal mixta con intensa degeneración vacuolar de hepatocitos.

Fig.1

Fig.2

 

 

 

 

 

 

 

 

Afortudamente a tiempo, nos percatamos del error. Por equivocación, estas muestras citológicas se interpretaron en base a la historia clínica de un caso distinto. Las citologías no correspondían a un aspirado hepático, sino a a una lesión tumefacta  de otro animal localizada en la zona parotida. De acuerdo con esta información, el informe fué modificado y se estableció un diagnóstico de sialoadenitis mixta.

Fig. 3

Fig.4

 

 

 

 

 

 

 

Por sorpredente que pueda parecer, en función de la historia clínica, la misma imagen citológica pudo ser interpretada de dos formas radicalmente distintas. Cabe tener presente que el estudio de las citologías es limitado. No comporta un exhaustivo examen de la lesión (estudio del parénquima, presencia de fibrosis, necrosis, etc…), sino que se basa exclusivamente en rasgos citológicos.

hepatitis portal con degeneración vacuolar

Sialoadentis

Si tenemos en cuenta que  la imagen citológica de un hepatocito con degeneración macrovacuolar (acúmulo de triglicéridos en lisosomas) no difiere significativamente del de una célula epitelial que acumula producto de secreción en forma de grandes vacuolas en su citoplasma, y a la vez las formas inflamatorias de una sialoadenitis pueden ser las mismas que la de una hepatitis, comprederemos porque es imposible en la gran mayoría de casos realizar un diagnóstico citológico que no se acompañe de una historia clínica específica.

El caso que os hemos presentado aquí es desafortunado en el sentido de que ambas muestras si se acompañaban de historia clínica y fue un error nuestro de transcripción el que provocó el malenentedido (solventado por suerte a tiempo), pero la situación es extrapolable a cuslquier otro estudio de muestras citológicas que no se practique con la infromación clínica adecuada del caso.

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